martes, 11 de mayo de 2010

Capitulo II (segunda parte)


Como era de costumbre, al llegar al Sunshine, varios amigos y más que nada conocidos se apresuraron a saludarla - la llegada de Antonia era la consecución de lo que la mayoría en ese lugar esperaba. Algunos metros más alla estaba jorge notoriamente pasado de copas, al verlo se le apretó el estómago y esa opresión en el pecho que horas antes la tuvo al borde del abismo se posicionó nuevamente de sus emociones. Cade vez que tenía cerca a ese hombre sentía como si alguien violentamente y sin previo aviso, le arrebatara la paz. Provocando una vorágine en su interior que sólo una cosa la aliviaba.

Con mirada esquiva, para no toparse con Jorge, buscó a Feliciano entre las personas que repletaban el lugar, al principio no tuvo suerte. Recorrió todo el Sunshine abriéndose paso entre personas que le parecieron un tumulto, mientras los saludaba acelerada, a la mayoría de sus conocidos.

Las mesas bastante juntas unas de otras, la oscuridad y el humo que llegaba desde la pista de baile le dificultaban la búsqueda. Por momentos, lo más cercano que tuvo de Feliciano fueron las fotos del personal que en una de las paredes colgaban en zig - zag mostrando, en un intento por parecer artísticas, al grupo de personas que con su trabajo les otorgaba la diversión a los clientes. En una de ellas - la que más le gustaba a Antonia - aparecían Vicente, Feliciano y ella dándose la espalda para formar un triángulo al medio mientras observaban serios un punto fijo al frente de cada uno. Vestidos todos de negro. La foto le arrancó una sonrisa al recordar la sesión que organizaron con un fotógrafo que era cliente frecuente del lugar. En eso estaba cuando vio aparecer a Feliciano. Alto, rubio, con su mirada siempre seria, amenazante, como intentando ocultar un gran secreto, algo que lo apresaba y perturbaba, siempre dejando claro que si él caía los arrastraría a todos.

Se le acercó cauteloso, indagando con la mirada si estaba sola; cuando se dio cuenta de que Antonia logró desprenderse de todos quienes se le acercaban, la tomó del brazo y la llevó hacia uno de los baños mixtos con que contaba el lugar. Una vez ahí, sacó un gran paquete con varios más adentro. Utilizando una tarjeta de presentación Feliciano armó un pequeño cerro blanco con un poco del contenido que había en uno de ellos y lo acercó a su nariz. Con ese simple gesto le devolvió el alma al cuerpo, la opresión en el pecho, el dolor de estómago y cabeza desaparecieron a los pocos minutos, la sonrisa volvió a su rostro y los ojos - un poco lagrimeantes por el ardor que provoca el recorrido de esa sustancian a través de las vías nasales -, se le iluminaron. Cada vez que consumía el cielo se posaba en sus manos, el dolor desaparecía y la euforia comenzaba.

- Que tal?, preguntó Feliciano, dame veinte respondió Antonia.
- Bien, me los pagas ahora en todo caso, continuó.
Sacó de su bolsillo un billete de diez mil y dos de cinco mil, él le pasó dos paquetes de diez cada uno y salieron por separado del baño.

La noche continuó tal como esperaba, buscó entre la gente a sus amigos, cuando los encontró se acercó a ellos para bailar, antes por supuesto fue hacia la barra a pedirle a Vicente – el barman del lugar – que le regalara un ron con coca cola fuerte, cuando lo tuvo en sus manos, la noche pasó de excelente a perfecta.

Vicente era uno de los hombres más guapos he inteligentes que Antonia había conocido en su vida. Trabajaba en el Sunshine de Martes a Sábado y además era su compañero de departamento, fue él quién le consiguió trabajo en el lugar tres veces por semana, ya que, a pesar de que su padre le enviaba lo suficiente para vivir y ella sabía que ese dinero estaría puntualmente en su cuenta el primer día del mes, prefería trabajar para evitar tener más contacto del necesario con ese hombre al que ya casi no conocía. Antonia sabía que esa era una obligación que su padre feliz dejaría de lado, su relación ya hace tiempo que estaba hecha trizas y a ninguno de los dos le interesaba hacer algo para solucionarlo. El odio acuñado - ya hace tantos años - era una herida que no sanaría jamás - o al menos así los creía ella-.

La noche estaba recién comenzando, fue sintiendo poco a poco como se llenaba de adrenalina, ya no bailaba, flotaba, tenía el mundo en sus manos, cualquier cosa le era posible. Con el vaivén de su mirada comenzó a buscar a alguna persona que le hiciera la compañía que necesitaba esa noche, alguien con quien saciar la calentura del momento, sin ataduras ni complicaciones.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

vamos bien, fijate en algunos errores de ortografía eso sí... la parte de la foto no la entendí mucho...
cuando el tercero¨¨?
Elias

Raúl dijo...

Carmen, muchas gracias por tu visita y por tus palabras.
Un saludo.

Anónimo dijo...

A mi me esta gustando como va la cosa...intenta arreglar lo que hablamos anoche. estoy muy orgullosa de usted!! ai lor yu jejej

Reno dijo...

igual que el Elias, no entendí la foto xD
me gusta el foco que le estas dando, pero -quizás es por los cortes que tiene la obra para ser entrada de blog- me he perdido un poco...

vamos a tener que hacer reuniones de correcciones para cada publicación en el patio xD
besitos
te quiero

La Antonia es más rancia!

ah, y como es una publicación semanal, y uno va leyendo de partes, por ejemplo a mi se me olvido quien era Jorge,no entendía el por qué se volvía loquita cuando lo vio en la disco... no seria malo ir recordando un poquito cuando los mencionas después...

Publicar un comentario